Nombre: JORGE GRANDE

Ocupación actual: Chef

Lugar de origen: San Pedro Sula, Honduras

Lugar actual de residencia: Barcelona, España

A los 18 años dejé mi ciudad para dedicarme a estudiar en una universidad de Costa Rica en lo que más me apasiona: la gastronomía. Ya como chef, inicié mi carrera viajando a varios países como Perú, Tailandia, Dubái para aprender del arte culinario de estos países.

Como migrante, tuve la facilidad de adaptarme a cada país que he visitado. Tailandia es mi lugar favorito: la comida picante, su cultura y el buen trato hacia las personas extranjeras sin importar la religión, raza o género; estos aspectos fueron lo que más disfruté durante mi estancia en el país. En un viaje mientras vivía en Tailandia conocí a una aeromoza de origen ucraniano, quién posteriormente se convirtió en mi esposa. Después de un tiempo, quería regresar a vivir nuevamente a San Pedro Sula y formar allí nuestro hogar, sin embargo, la pandemia, los huracanes y las faltas de oportunidades laborales fueron factores que influyeron a tomar la decisión de desarrollar mi vida familiar en Leópolis, Ucrania.

Fueron ocho meses el tiempo que vivimos tranquilamente. Entre mis metas estaba aprender el idioma, su cultura y a la vez continuar mi carrera como chef. Después de un período tan emotivo y memorable que conviví con mi esposa, al término de esos ocho meses sin esperarlo ni imaginarlo, se desató la invasión rusa hacia Ucrania lo cual fue muy impactante para mi esposa y para mí. El primer día que atacaron, dejamos todas nuestras pertenencias y quizás en este momento nuestro hogar ya no exista. Mi esposa sufre, siente enojo, tristeza y dolor por dejar su hogar y su familia; desafortunadamente ellos aún siguen en el país, pero se encuentran refugiados y hasta el momento están a salvo.

Este conflicto lo presentíamos con algunos de mis amigos con quienes he estado en contacto, varios de ellos están en primera línea peleando por su país y otros ya no están con nosotros. Los ciudadanos de Ucrania están luchando por sobrevivir y personalmente estoy afectado por las pérdidas que están viviendo, definitivamente este hecho ha quedado marcado en mi vida.

Pero la ayuda estaba cerca. Inmediatamente después de dejar Ucrania, varios embajadores y cónsules de Honduras, Alemania, Bélgica y España estuvieron siempre pendientes de nuestra seguridad por lo que nos acogieron primeramente en Polonia y tres semanas después nos mudamos a Barcelona, España, con la oportunidad de reiniciar nuestras vidas: obtener nuestra residencia, buscar trabajo y un nuevo hogar.

Para esas personas migrantes que dejan su país deben saber que es importante luchar por lo que quieren siempre con la frente en alto, sin dejar que nadie les diga lo contrario, la única limitante es uno mismo. Serán muchos los desafíos que lleguen a enfrentar en el lugar que estén, pero siempre sigan adelante; y como le dije a mi esposa antes de subir al tren hacia Barcelona: no hay que volver atrás, hay que darles borrón y cuenta nueva a nuestras vidas.