Nombre: Héctor Ramos, retornado.
Ocupación: Administrador de empresas, informático, actor y emprendedor.
País de residencia: Guatemala.
País de origen: Guatemala.

Héctor Ramos, vive actualmente en Zunil, un municipio de Quetzaltenango, en el altiplano guatemalteco, con una tasa de 1007[1] retornos migratorios por cada 100 mil habitantes  y un índice de desarrollo en educación de 0.432 y en ingresos de 0.587[2]. Migró hacia Estados Unidos en el 2003. Trabajó en las áreas de construcción y cocina. Retornó a Guatemala ese mismo año para reunirse con su familia y retomar el vínculo con su cultura indígena. Desde entonces, se ha vinculado y trabajado con las familias que se quedan en las comunidades de origen.

“Me da mucha tristeza ver que los pueblos indígenas deben emigrar para salir adelante. En el proceso, se pierden las costumbres, las culturas y sus lenguas. Además muchas de las expulsiones lesionan la cohesión de los hogares por estar ausentes. Hay familias separadas por muchos años. En Zunil he visto casos en los que niños desde los 10 años, ya quieren migrar para aportar económicamente a la familia.”

También las esposas, por el deseo de estar con sus parejas, migran con hijos que tienen 6 años o menos. Por supuesto, muchas personas no llegan a su destino, otras mueren, también son deportadas y hay casos en Zunil donde han desaparecido y se quedó todo allí. Es lo que observo con los grupos indígenas que ha estado moviéndose hacia otros países.

La migración no era lo que esperaba, fue totalmente diferente. Me he encontrado con quienes dicen que en Estados Unidos todo es fácil y que los dólares abundan. En Guatemala hay un diálogo a nivel municipal constante sobre las remesas pero no sobre temas importantes como la discriminación que sufren los pueblos cuando llegan. El idioma es la primera barrera con la que nos enfrentamos y uno de los motivos de discriminación. Estando de manera irregular, uno no cuenta con los suficientes derechos como para defenderse y lo único que nos queda es soportar por la necesidad de querer triunfar.

Hablar idiomas mayas, en el mundo corporativo en Estados Unidos, no es relevante; lo que les interesa es que sean respondidos o entendidos en inglés. Es por esta situación que las poblaciones indígenas empiezan a perder todo lo relacionado con su identidad y cultura para integrarse a otra. Quienes llevan unos 20 años viviendo en otro país, ya no quieren regresar.

Si hablamos de cultura y tradiciones, prácticamente perdemos todo nuestro legado a través de los años y más si nuestra permanencia es extensa. Si hablamos del pueblo Maya Kiché, el impacto ha sido grande; cuando regresan ya no quieren hablar su lengua materna, solo el inglés o español.

Regresé principalmente para reunirme con mi familia pero también me di cuenta que mis costumbres valen más que adaptarme a otras. Me adapto hoy a otro país y mañana quien sabe, me pueden deportar. Estando de manera irregular, nada es seguro. A algunos les aceptan en lo laboral pues la mano de obra indígena es muy eficiente. Somos gente de campo, gente trabajadora. Al llegar a otro país se dan cuenta de estas características y muchas veces se aprovechan de ellas.

Cuando te encuentras fuera de Guatemala, defender las costumbres y el idioma es casi imposible. La mayoría de guatemaltecos indígenas pierden casi de inmediato su identidad. La cultura también porque se tienen que adaptar a sistemas diferentes y si no lo hacen no pueden salir adelante. Un ejemplo es el traje típico; si se viaja de manera irregular es de lo primero que nos debemos despojar para mezclarnos en el tránsito.

Para conservar la cultura maya en contextos migratorios es indispensable no olvidar los orígenes; de esa manera lo hice. Hago un llamado a mis hermanos y hermanas indígenas que viven fuera de sus comunidades a no olvidarse quiénes son y de dónde vienen."

 

[1] Mapa de Retorno, OIM Guatemala, Junio 2019.

[2] Cifras para el desarrollo humano Quetzaltenango, PNUD Guatemala, 2011.

SDG 1 - FIN DE LA POBREZA
SDG 8 - TRABAJO DECENTE Y CRECIMIENTO ECONÓMICO
SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES