Nombre: José Valladares, a 3.700 km de casa.
País de residencia: Estados Unidos.
País de origen: El Salvador.

Adepto a pegarle a la pelota desde los seis años y originario de un pequeño cantón en el Occidente salvadoreño, el futbolista José Valladares Hernández es un migrante más que como otros miles han dejado El Salvador para soñar en grande. Y pese a las limitantes de ser ilegal, ha encontrado en el deporte su válvula de escape.

Valladares es desde el año pasado jugador titular del Naples United, de la ciudad de Naples, Miami, y compite en la NPSL (tercera división del fútbol estadounidense), la misma liga en la que milita el exseleccionado criollo Tomás Granitto.

"Emigré a los 16 años a Estados Unidos, me vine solo. Estuve en la escuela seis meses y me mandaban becas, pero por los papeles no pude escogerlas. Me vine a Naples, Miami, y a los 19 años jugamos un amistoso y me vieron unos scouts del Cruz Azul de México", relata el nacional, que en la actualidad tiene ya 27 años.

El oriundo del cantón La Hachadura, del municipio de San Francisco Menéndez(Ahuachapán), relata que cuando los visores del club mexicano le invitaron a viajar y probarse a las reservas en suelo azteca no se negó. Estaba a las puertas de la profesionalización y aunque su mamá le pidió que no fuera, él se arriesgó. 

Si bien este salvadoreño ya había tenido la chance de sortear las reglas de migración en Estados Unidos, estuvo a punto de perder la oportunidad de su vida en México, cuando llegó a la aduana mexicana.

"En Migración mexicana me paró una agente, yo no tenía visa y necesitaba una para cruzar. Me detuvo y me dijo que no me creía y que me podía deportar, a pesar de que le mostré las credenciales y el número telefónico del entrenador. Al final me dejó pasar porque era hincha del Cruz Azul", comenta el cuscatleco.

 

Esta historia fue escrita por Alfredo Duarte para La Prensa Grafica. Se reproduce aquí bajo la iniciativa Juntos con el Deporte como parte de la campaña Juntos de la ONU.

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