Nombre: Luis, a 178 km de casa.
Ocupación: Empresario.
País de residencia: Guatemala.
País de origen: El Salvador.

Considero que en El Salvador tenía una vida normal. Estudiaba en la universidad, trabajaba… era soltero, pero siempre tuve la expectativa de crecer profesionalmente y conocer otros países. He tenido la oportunidad de formación en el extranjero y eso me hizo creer cada vez más en la posibilidad de asentarme en otra ciudad.

Cuando era niño, siempre soñé con realizarme y vivir en otro país. Mientras pasaban los años, me convencía que debía hacer algo para salir de San Salvador y fue en ese momento cuando conocí a la persona que ahora es mi compañera de vida, quien es guatemalteca.

Me doy cuenta que, en comparación con mi nación de origen, la ciudad en la que me encuentro ofrece más oportunidades en el ámbito laboral y sobre todo en mi área de especialización que es la gestión de la calidad. Mi perfil encajó en lo que buscaban las empresas guatemaltecas en ese momento y fue lo que me acabó de convencer para moverme hacia un nuevo lugar.

Los primeros días en Guatemala fueron realmente difíciles. La misma dinámica laboral me impedía viajar a El Salvador; básicamente me alejé durante los siguientes tres años. Trabajaba de lunes a sábado y el único día que tenía libre lo dedicaba a mi esposa y a mis hijos. En ese lapso me comuniqué por Skype y por Whatsapp con la familia en mi lugar de origen.

A mis padres les tenía relativamente cerca, pero les echaba tanto de menos; poder abrazarles o almorzar con ellos. Ahora me muevo para San Salvador una o dos veces cada año. Armamos viajes en familia para pasar las vacaciones y lo que más nos gusta es hacer la travesía por carretera.

Se podría decir que viajar hacia otro país para vivir, se tradujo en un cambio de vida total. Cuando migras hacia otro lugar, tu círculo de confianza se convierte en uno diferente; no solo cambias de casa, encuentras un nuevo trabajo, nuevos amigos y nuevos lugares que te hacen sentir que realmente encajas en la sociedad y la cultura.

La mudanza se transformó en algo nostálgico y triste para mis padres y para mí porque me mudé a Guatemala un 31 de diciembre. La navidad acababa de pasar y el año nuevo ya no lo compartiría con mi gente.

Este tipo de decisiones son necesarias cuando sabes qué quieres en la vida; proyectas, te ves en el futuro y haces el esfuerzo por adaptarte al cambio sabiendo que todo va a estar bien. 

SDG 8 - TRABAJO DECENTE Y CRECIMIENTO ECONÓMICO
SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES