Nombre: Haris Estrada, a 3.469 km de casa.
País de residencia: Canadá.
País de origen: El Salvador.

Llegué a este país hace más de 13 años, cuando tenía 25 y recién empezaba mi carrera como profesional. En El Salvador el acceso al empleo era difícil y llevaba un par de meses esperando una plaza como radiólogo en un Hospital salvadoreño, sin embargo la oportunidad no llegó. Esta situación me desesperó, porque para mí significaba que tantos años de estudio no servían para nada.

En esos meses mi mamá me planteó la posibilidad de migrar a Canadá como residente y aunque nunca antes había considerado vivir en otro país, sentí que en El Salvador no podría progresar. Me costó mucho trabajo al principio, porque tenía mis planes, de esos que uno se forma desde niño, estudiar, conseguir un buen trabajo, comprar una casa, ayudar a mi familia.

Aquí las cosas no han sido fáciles, uno de los principales problemas al inicio fue el idioma, yo creí que podía hablar inglés, pero en cuanto me bajé del avión me di cuenta que no. Mis estudios tampoco me sirvieron y aunque intenté validar mi título, en la universidad me dijeron que tenía que volver a iniciar una carrera.

Como tenía que trabajar dejé de lado mi profesión y me dedique a la construcción, fue uno de los cambios más duros, pasar de un trabajo de oficina a un trabajo físico, pero no me quejo, gracias este trabajo he podido viajar, conocer muchos lugares y disfrutar de unas condiciones de vida que no hubiese tenido allá.

Cuando pienso en El Salvador es inevitable pensar en mis amigos, en la playa, en el café y sobre todo en mi familia. Aquí he aprendido el verdadero valor de la familia, pienso que si mi mamá no viviera aquí y no hubiera estado desde el principio, yo no hubiera soportado estar tan lejos.

Me traje mi colección de monedas que empecé desde adolescente, en la secundaria. Pensé que eso era lo único de valor que poseía y como imaginé que aquí conocería gente de más países supuse que podría aumentar mi colección.

A veces, cuando siento que no pertenezco a Canadá, pero tampoco me siento parte de mi país, entonces hablo con mis hermanas y mis sobrinos y veo mi colección y un par de libros que traje conmigo y encuentro nuevamente el vínculo que me une a mi tierra.

No sé si volveré pronto a El Salvador, pero mientras pueda ayudaré a mi familia a salir adelante, como una pequeña forma de retribuir lo que este país me ha dado. 

SDG 8 - TRABAJO DECENTE Y CRECIMIENTO ECONÓMICO
SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES