Nombre: José Bustillo, a 3.833 km de casa.
Ocupación: Analista financiero.
País de residencia: Estados Unidos.
País de origen: Hondura.

Cuando cumplí 19 años, mi papá, que vivía en Los Ángeles, tramitó mis papeles de residencia. Yo vivía con mi mamá y mi hermana en San Francisco de Becerra, un pequeño municipio del departamento de Olancho (Honduras). La única idea que tenía de Estados Unidos era la que construimos a través de la televisión: edificios grandes, trabajo y dinero. Pero cuando llegué me di cuenta de que la realidad no era esa.

Al principio todo fue confuso y difícil. Amanecía llorando porque extrañaba a toda mi gente.

Comencé a trabajar en el McDonald’s lavando platos. A los cuatro meses de mi llegada me trasladé a New Jersey, donde comencé a vivir con mi tía. Allí tuve varios trabajos: en una fábrica empacando cajas, en el Hotel Hilton limpiando baños y haciendo camas. Casi la mitad del dinero que ganaba, lo enviaba a Honduras.

Y en todo ese tiempo me esforcé para aprender inglés y poder así ingresar en la universidad. Algunas personas me dijeron que mejor siguiera trabajando porque estudiar es muy caro en Estados Unidos, un sueño imposible de alcanzar. Pero cuando tengo una meta no paro hasta que la logro.

Estudié en un colegio comunitario para nivelar mis estudios (como una especie de puente educativo) y después gané una beca para matricularme en Comunicaciones y Economía en Saint Peter’s University. Al principio fue complicado, mi inglés no era tan fluido. Me sentaba en la parte de atrás porque me daba miedo que me hicieran preguntas y no saber responder.

Estudiaba de 8 a.m. a 2:00 p.m. En la tarde trabajaba en un restaurante y en noche hacía mis tareas. En ese trabajo hice amigos estadounidenses, italianos y latinos. Entre nosotros hablábamos en inglés, lo que hizo que mejorara muy rápido. Y con esfuerzo, logré terminar mis licenciaturas en dos años.

Cinco años después de llegar al país me hice ciudadano estadounidense, con la esperanza de poder traer a mi familia conmigo. Creo que mi futuro está aquí, pero tengo ideas de abrir negocios en Honduras y seguir contribuyendo con el desarrollo de mi comunidad. Organicé un grupo en Facebook de 200 personas y logramos recaudar casi 3,000 dólares que destinamos a la clínica de comunidad de origen, para brindar una mejor atención sanitaria a mi gente. Ahora somos 1,500 personas las que estamos comprometidas con este proyecto, Por un Becerra Mejor.

Con el actual presidente todo ha cambiado. Algunos miembros de mi familia llevan más de dos décadas aquí, tienen hijos estadounidenses. Hay mucha incertidumbre por la revocación del TPS (Estatus de Protección Temporal). Siento mucha pena porque la mayoría de las personas que vienen acá trabajan y se esfuerzan tanto que merecen una oportunidad.

A las personas que están pensando en migrar, les diría que elijan el camino correcto. Estados Unidos puede ser un lugar de oportunidades, pero también muy hostil. Yo decidí seguir el camino adecuado y eso me ha abierto muchas puertas. Muchas personas, sin darme cuenta, me utilizan como ejemplo para sus hijos. Eso supone una responsabilidad para seguir trabajando y estudiando.

Este país se ha portado bien conmigo, he conocido a personas que me han ayudado mucho, pero sobre todo ha sido mi capacidad para seguir adelante lo que me ha hecho crecer. Comencé a trabajar en el McDonald’s y ahora trabajo como analista financiero en una empresa muy reconocida a nivel mundial.

Mi sueño sería que mi madre viniera a vivir aquí, y que ella disfrute lo que yo he logrado. Es por ella que yo estoy donde estoy.

Respecto a Honduras, me gustaría que haya paz y tranquilidad para mi pueblo. Yo regreso cada año, y cada vez que estoy allí siento como si volviera a nacer. El cariño y los abrazos de mi gente me dan aliento.

SDG 8 - TRABAJO DECENTE Y CRECIMIENTO ECONÓMICO
SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES