Como muchas personas hondureñas, Adelmo y Martha son, o han sido, parte crucial del ciclo de las remesas familiares.  

Martha Membreño, una joven proveniente del municipio de Omoa, al norte de Honduras, es madre de tres hijos. A sus 22 años, ante la falta de empleo, tomó la difícil decisión de emprender la ruta migratoria irregular. Su objetivo era brindar una mejor calidad de vida a su hija mayor. No obstante, sus sueños fueron interrumpidos al ser retornada a Honduras un tiempo después.  

La vida siguió adelante y, con el apoyo de su esposo Jery, residente en los Estados Unidos de América, puede brindar a sus hijos una mayor estabilidad económica. 

Para ella, las remesas son una importante fuente de ingresos cada mes: le permiten cubrir las necesidades básicas en el hogar como la alimentación, vestuario, atención médica y pagar la educación universitaria de su hija mayor.  

“Para muchas familias hondureñas, como la mía, las remesas son un alivio económico para el hogar”, comenta. 

En 2022, las remesas que ingresaron a los hogares hondureños alcanzaron los 8,686.2 millones de dólares, representando un 25.5% del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con las cifras del Banco Central de Honduras (BCH). 

Adelmo es hijo, padre y esposo. En 2003, emprendió la ruta migratoria hacia los Estados Unidos de América, buscando superación personal y económica para su familia, pero regresó a Honduras en 2007. Durante esos años vivió en California, Virginia y Florida, donde inició sus labores en el rubro de la construcción. “La mayoría de la gente encuentra trabajo en construcción, pero yo quería algo que me diera más”, expresa. 

Así, Adelmo encontró trabajo como chófer de camiones. Su cargo le demandaba largas jornadas laborales y recorrer extensas rutas, pero su salario le permitía enviar el sustento que su familia necesitaba. En ese entonces, él se encargaba de mantener su hogar conformado por su esposa y sus dos hijos. Al mismo tiempo, asumió la responsabilidad de cuidar y apoyar a su madre y a sus cinco hermanos.  

Durante su estadía en Estados Unidos, las remesas que Adelmo enviaba fueron de mucho provecho para su familia. Gracias a estas, logró pagar la deuda que había adquirido para comprar su propia casa y adquirir un terreno donde ahora espera poder construir un nuevo hogar para sus hijos. 

En los últimos años, el costo de impuesto por envío de remesas ha aumentado. Adelmo recuerda que, en 2004, el costo por enviar las remesas a Honduras no era tan alto como ahora. Además, considera que esto se ha vuelto una limitante para muchas personas que trabajan en Estados Unidos y mantienen a sus familias en Honduras. “Yo pagaba diez dólares por enviar trescientos o mil dólares, era una tarifa fija”, expresa. 

Reducir los costos de transacción de las remesas es algo que contempla el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular, que mediante su objetivo número 20 busca que se puedan generar transferencias de remesas más rápidas, seguras y económicas, fomentando la inclusión financiera de las personas migrantes. 

Porque las remesas son el reflejo de la solidaridad y compromiso, como en el caso de Adelmo; pero también el apoyo necesario, el vínculo que se mantiene a pesar de la distancia, como en el caso de Martha.  

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Cada 16 de junio se conmemora el Día Internacional de las Remesas Familiares. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reconoce su impacto macroeconómico en la sociedad hondureña y por ello encamina sus esfuerzos para generar información útil y de calidad sobre las dinámicas migratorias y de recepción de remesas en los hogares nacionales.  

Actualmente, en coordinación con el Instituto Nacional de Estadística (INE) se ha puesto en marcha el proceso y desarrollo de la Encuesta Nacional de Migración y Remesas, un estudio que brindará datos actualizados acerca de las dinámicas de la movilidad humana y la recepción de remesas en Honduras. Mediante este estudio, que estará listo en noviembre del presente año y que no se realiza desde hace más una década, se podrá identificar el destino de estas remesas, su uso en el consumo, la inversión de activos fijos y su inserción en la economía. 

SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES
SDG 1 - FIN DE LA POBREZA