Nombre: Ana María, a 9.963 km de casa.
País de residencia: España.
País de origen: El Salvador.

Vengo de El Salvador y en noviembre haré 2 años de estar en Granada. Por momentos no recapacito en que soy migrante, simplemente sé que soy un ser humano y tengo derecho a vivir donde yo me sienta mejor. Siento que la vida es un poco dura estando acá en España porque en mi país tengo mi carrera, soy profesional en el Derecho y acá veo que no hay oportunidades laborales y que a las personas migrantes nos ven como de menos.

El día que llegué a España traía la ilusión de conocer un lugar nuevo, la ilusión de darles un mejor futuro a mis hijos porque en mi país hemos sido víctimas de violencia directa. Estaba esperanzada y contenta de que mis hijos vieran algo diferente. En mi país lo tenían todo porque nosotros éramos empleados públicos, pero la vida nos golpeó y estamos aquí empezando de cero, de abajo. Pero estamos de pie. 

Es una experiencia, que a pesar de tener algo de doloroso, también es bonito porque se aprende y que mis hijos tengan un lugar diferente donde pueden se sienten seguros vale mucho. Ha sido una gran escuela de vida: he aprendido a luchar, a no quedarme estancada, a siempre perseverar.

Acá en Andalucía veo de todo: árabes, marroquíes, africanos, colombianos, venezolanos, peruanos, bolivianos… Poco centroamericano, pero hay, tengo mis amigos salvadoreños, hondureños… Hay mucha diversidad, creo que el mundo es para todos.

Mi mensaje es que somos seres humanos y habitantes de un planeta con derecho a estar donde nos sentimos bien, seguros, en paz, tranquilos. Que toquemos nuestra humanidad, que lleguemos a nuestro ser más interno y seamos más sensibles con los demás, con el que sufre y con el que no.

SDG 8 - TRABAJO DECENTE Y CRECIMIENTO ECONÓMICO