“No teníamos idea de lo que nos esperaba; nunca buscamos en internet el camino, ni teníamos consciencia del dinero que ocuparíamos para llegar a México. No sabíamos que existían centros de atención para migrantes en el tránsito, ni de los peligros que nos esperaban”, expresa Cristian durante una entrevista con la OIM.

Presentamos las historias de los beneficiarios del programa del Centro de Recursos para la Migración (MRC), en Guatemala, que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) implementa en coordinación con el gobierno de Guatemala, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). El proyecto MRC de la OIM brinda asistencia, protección y vías de migración legal para la población migrante en Guatemala a través del Centro de Atención a Migrantes y Refugiados (CAPMiR).

Ciudad de Guatemala (29/06/22): Brian y Cristian son dos primos que se fueron de Honduras en busca de oportunidades laborales y mejores ingresos para abrir un nuevo capítulo en sus jóvenes vidas. Son originarios de Francisco Morazán, Honduras y su objetivo principal era llegar al sur de México para trabajar y obtener más recursos para ingresar a los Estados Unidos. Sin embargo, como muchas personas migrantes que sueñan con cruzar esas fronteras, una serie de acontecimientos en Guatemala les impidió continuar su viaje.

Brian, el más emotivo de los dos, se ve afectado cuando recuerda el momento en que se despidió de su madre. Aunque ambos portaban sus documentos de identidad, cruzaron la frontera de Guatemala de forma irregular con la ayuda de una persona que conocieron allí mismo y que les guio hasta Quetzaltenango, la segunda ciudad más importante económicamente.

Cuando llegaron a Quetzaltenango ya se habían gastado los recursos que llevaban, solo 3,000 mil lempiras (unos 150 dólares americanos). Durmieron en el parque por dos noches. Vendieron el celular de Cristian por 40 quetzales (5 dólares americanos) para poder comer algo. Unas horas más tarde, fueron asaltados y la esperanza de continuar el viaje se esfumó. Sobrevivieron un día más con comida que les regalaron y el buen consejo de una persona indigente que les invitó a “periquear” (pedir dinero en las esquinas).

A partir de este momento el trayecto migratorio dejó de ser importante, solo el deseo de sobrevivir y regresar a Honduras, pero no sabían cómo.  “Vimos una patrulla y les pedimos ayuda; los policías nos llevaron a la organización Tierra Nueva porque sabían que trabajaban con el tema migratorio”. En esta oenegé les refirieron al Centro de Atención para Personas Migrantes y Refugiadas (CAPMiR), de la OIM.

“No teníamos idea de lo que nos esperaba; nunca buscamos en internet el camino, ni teníamos consciencia del dinero que ocuparíamos para llegar a México. No sabíamos que existían centros de atención para migrantes en el tránsito, ni de los peligros que nos esperaban”, expresa Cristian durante una entrevista con la OIM.

El CAPMiR es uno de los centros de la OIM ubicado estratégicamente en Quetzaltenango para facilitar información, brindar referencias institucionales, ofrecer primeros auxilios psicológicos y acceder al Programa de Retorno Voluntario Asistido (RVA), entre otros servicios esenciales. Atiende a distintos perfiles de personas migrantes, entre ellos a jóvenes extranjeros en tránsito irregular como Brian y Cristian.

Los programas RVA, de la OIM, financiados por la Oficina de Población, Refugiados y Migración de los Estados Unidos (PRM), apoyan el retorno ordenado y humanitario de las personas migrantes en situación de vulnerabilidad que no pueden o no quieren permanecer en los países de acogida o de tránsito y desean regresar voluntariamente a sus países de origen.

Ambos decidieron acogerse voluntariamente al RVA y con ello iniciaron su proceso de asistencia humanitaria con la OIM, que incluyó: chequeos médicos, equipo de protección personal, transporte, alojamiento, saneamiento, alimentación y trámites migratorios para regularizar su situación, entre otros.  Esta etapa de atención se lleva a cabo en coordinación con Casa del Migrante.

“Luego de esta experiencia, regreso a Honduras con más ganas de trabajar por mi hija; soy artista y tengo bastante experiencia en esa área. Mi sueño es instalar un taller propio para diseñar y hacer tatuajes”, destaca Brian. Cristian sigue con la inquietud de trabajar en Estados Unidos, pero su principal objetivo será buscar la información necesaria para que el viaje sea con documentos.

 

Para más información sobre las iniciativas de la OIM en Guatemala o atención a la prensa, ponerse en contacto con: Melissa Vega | mevega@iom.int

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