Nombre: MICHELLE CRESPO, a 8,339 km de casa

Ocupación actual: Niñera y microempresaria

Lugar de origen: Puerto Cortés, Honduras

Lugar actual de residencia: Córdoba, España

 

Llevo seis años fuera de Honduras y migré por una acumulación de razones: problemas económicos, pérdida de un familiar cercano y fui víctima de delincuencia. Por situaciones así, tuve que tomar la decisión de irme para mantener a mi único hijo. Mi plan inicial era trabajar en un barco en Barcelona por nueve meses y luego regresar a mi país. Sin embargo, mis planes no salieron bien, me engañaron en el lugar donde obtuve la oferta laboral y tuve que quedarme sola y a la deriva en la ciudad durante un tiempo.

Afortunadamente, mi delicada situación no duró mucho, una chica española me acogió y me ayudó temporalmente hasta que decidí establecerme en Córdoba, al sur de España. Pasado un mes, me ofrecieron la oportunidad laboral como cuidadora de niños y así obtuve mi residencia.

Mi estancia en Córdoba fue un reto, por ejemplo, al inicio no es fácil adaptarse al acento e incluso esto provocó ciertas dificultades en mi trabajo. Pero afortunadamente mi jefe comprende que el español es un muy rico con pronunciaciones y jergas diferentes y que eso forma parte de nuestra educación y nuestra cultura.

Creo que mi personalidad sociable, optimista y conversadora son cualidades que me ayudaron a acercarme a las personas sin temor alguno. He aprendido que, para poder convivir en una sociedad con una cultura diferente a la propia, hay que ser más humano, respetar a las personas y siempre hacer cosas buenas por la gente.

Mi pareja y yo hemos ahorrado durante mucho tiempo para poder cumplir un sueño que ambos tenemos: montar nuestro propio restaurante hondureño en Córdoba, lo cual es una gran oportunidad porque no hay un negocio de comida similar. Como diríamos en mi pueblo no nos tomamos un fresco para no tirar la lata y poder ahorrar”.

Quiero motivar a todas las personas migrantes a nunca rendirse: yo salí de Honduras con una maleta llena de sueños y aún no me rindo.